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El mito dice que los esquimales tienen entre 50 y 100 palabras para designar a la nieve. Cierto o no, la realidad es que existe de diferentes tipos y bien lo sabemos los amantes del esquí, ¿verdad? No es lo mismo deslizarse por las pistas tras una copiosa nevada que a última hora de un día despejado, después de haber absorbido los intensos rayos de sol. Cambia el tacto, consistencia y textura, y en función de su estado, disfrutaremos más o menos y practicaremos la actividad de forma más o menos segura.
Son varios los factores que influyen en el tipo de nieve: desde la localización de la estación (más seca o más húmeda, en función de su cercanía al mar), hasta su orientación (norte, sur), altura o condiciones meteorológicas que ha habido en los días que ha nevado. Veamos cuáles son los tipos de nieve que nos podemos encontrar y qué características tiene cada una.
Nieve-polvo o azúcar
Es la ‘créme de la créme’. Se trata de esa nieve suelta y muy disfrutona que permite deslizarse con rapidez. Los esquís y la tabla de snowboard se controlan mucho mejor en estas condiciones; por ello, y porque la nieve es más blandita y los impactos son menos fuertes, es el escenario ideal para iniciarse en este deporte. La nieve-polvo se forma tras nevadas intensas y es fácilmente reconocible, ya que está esponjosa y mientras esquías se forma una fina nube de nieve. ¡También es adecuada para hacer muñecos de nieve y batallas de bolas!
Cuidado si ha nevado demasiado: cuando caen más de 30 centímetros existe peligro de aludes. Consulta las precauciones que debes tomar en los partes de la estación de esquí.
Nieve dura
Se trata de la nieve que hace el esquí menos apetecible. Es el resultado de que haga mucho tiempo que no nieve, de manera que no se crean nuevas capas, y la antigua se va fundiendo por las altas temperaturas durante el día y se vuelve a congelar por la noche. Presenta una apariencia gélida y es de gran resistencia. Los esquiadores avanzados pueden verlo como un reto, ya que los esquís se deslizan a mayor velocidad; sin embargo, mucha precaución para los novatos, porque es más difícil controlar los esquís y las caídas son más dolorosas con nieve dura. ¿Cómo saber si estamos ante nieve dura? Muy sencillo: camina sobre la nieve, y si no dejas huellas sobre ella, estás sobre nieve dura.
Nieve-polvo dura
Es un tipo de nieve muy común que forma una base compacta tras el paso de las máquinas por encima de nieve-polvo. Pese a ello, sigue siendo una nieve muy agradable porque es una combinación de nieve fina con base consistente, uno de los estados más frecuentes en las estaciones de esquí.
Nieve húmeda
Es la nieve que suele aparecer en las horas centrales del día, cuando más calienta el sol, por las lluvias, o por el desgaste debido a la gran afluencia de esquiadores. Se conoce por este nombre porque un alto porcentaje de la nieve ha pasado a estado líquido (por eso, también se la llama coloquialmente “sopa”). Esta pérdida de densidad hace complicado esquiar y aumenta el riesgo de que los esquís o la tabla se queden clavados en caso de caída. Los novatos deben reducir la velocidad para controlar mejor la frenada.
Nieve primavera
Se acerca el fin de la temporada y se extiende este tipo de nieve, caracterizada por ser más blanda. Eso hace que la práctica del esquí sea más agotadora. En esta época, mejor madrugar y empezar a esquiar cuanto antes, mejor.
