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No sin mi perro: esquiar con animales

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Esqui.com

No sin mi perro: esquiar con animales

Algunos son incapaces de dejar sus animales a otras personas cuando marchan de vacaciones porque son amigos con los que no quieren dejar de compartir ni un momento. Otros, no tienen la opción de tener a amigos o familiares que se puedan o quieran hacer cargo de ellos. En cualquier caso, en temporada de esquí se te presenta un problema: ¿Qué hago con mi perro? ¿Puedo llevarlo a la nieve?

 

Hoteles, estaciones, transporte... ¿Dónde los aceptan?

 

El primer obstáculo con el que nos encontraremos es con el transporte del animal; después, tendremos que encontrar un alojamiento y restaurantes donde los admitan. En algunas partes del mundo, como América del Norte, es relativamente sencillo encontrar espacios para dejar las mascotas mientras tú disfrutas de la nieve, pero en Europa es otra historia.

 

En España es lo más complicado; cuando cruzas los Pirineos, en Francia, la oferta ya suele ser algo mayor. En ocasiones te puede tocar pagar un plus por la presencia canina. En Suiza hay que abonar incluso un ticket adicional por llevarlos en los trenes y autobuses.

 

Infórmate antes de salir de viaje. En el valle de Chamonix, por ejemplo, los perros pueden subir a las cabinas y a los teleféricos y entrar en muchos restaurantes de las estaciones francesas. Una vez en el destino, y mientras esquías, también está la opción -que a menudo ofrecen las propias estaciones- de contratar a una persona para cuidar a los perros.

 

¿Está preparado para la nieve?

 

Otra solución es llevar a tu perro contigo. Que la jornada pase de ser muy divertida a un recuerdo terrorífico para tu mascota dependerá en gran medida de su raza y edad. Algunos perros están mejor preparados que otros para soportar el frío, como las nórdicas (Golden Retriever, Husky Siberiano o Alaska Malamuten) y los perros de montaña (como el Samoyedo o el San Bernardo). Estos tienen un pelo largo que les mantiene calientes incluso cuando juguetean con la nieve; te encantará ver cómo disfrutar rebozándose en ella.

 

Sin embargo, la historia puede cambiar si tienes un perro de pelo corto, cachorros o perros ya mayores. Para evitar que sufran más de la cuenta, toma algunas precauciones: ponle un suéter y protecciones en las patas (con el frío, pueden llegar a agrietarse); unta crema hidratante en sus almohadillas y evita la sal, muy abrasiva para los perros; limpia el hielo de las patas y del cuerpo cuando vuelvas al hotel; lleva agua extra para evitar que coman nieve, ya que les puede ocasionar problemas digestivos.

 

Por supuesto, si tu perro te acompaña en los descensos de esquí alpino, debes tenerlo muy bien entrenado: que solo baje cuando tú le hagas una señal y que siga tus órdenes y no se vaya por ahí detrás de algún animal. Para tu perro, seguirte el ritmo con los esquís es algo realmente agotador, así que piensa en darle momentos de descanso para que reponga fuerzas. Mejor hacer escapadas de medio día, no de un día entero.

 

Skijoring: una experiencia muy especial

 

Otra opción para hacer escapadas juntos a la nieve es practicar Skijoring con tu perro. Se trata de una modalidad de Mushing donde se avanza detrás del animal con unos esquís de fondo: el perro es quien impulsa al esquiador al tiempo que este sigue su paso. Se convierte en un trabajo en equipo muy bonito donde ambos -persona y perro- unen fuerzas a través de un arnés. Lo más importante es comenzar poco a poco y avanzar al ritmo que marque tu perro; no le estreses ni fuerces o conseguirás todo lo contrario.

 

Y para los que tengan gatos... siempre pueden seguir los pasos de Jesper, el gato esquiador.

 

 

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