Debes introducir un correo electrónico que sea correcto y aceptar la política de privacidad
Ha ocurrido un error. Vuelve a intentarlo y si el problema continua puedes escribirnos en info@esqui.com
Te has suscrito correctamente
Estado de pistas y meteorología
Ofertas
Hoteles por zonas
Estado de pistas por zonas
Ofertas de esquí por zonas
Ofertas por fecha
Hoteles por estaciones
Hoteles por estaciones
Hoteles por estaciones
Estado de pistas por estaciones
Estado de pistas por estaciones
Estado de pistas por estaciones
Estado de pistas por estaciones
Estado de pistas por estaciones
Estado de pistas por estaciones
Ofertas por estaciones
Ofertas por estaciones
Ofertas por estaciones
Ofertas por estaciones
Seguimos con nuestra pequeña historia del esquí. ¿Quieres saber cuando se convierten los Alpes y por qué en el centro del esquí Europeo? Sigue leyendo.
Veíamos que la afluencia de atletas en los primeros Juegos Olímpicos de invierno fue de 259 atletas (ver final artículo anterior). Una cifra normal para la época, pero muy baja. La expansión de estos deportes fue tan grande en los años veinte que, durante los segundos Juegos Olímpicos, celebrados en Sankt Moritz el año 1928, ya participaron 464 atletas que representaban a 25 países. Para que nos hagamos una idea, en el año 2010, 2536 participaron en 84 pruebas representando a 82 naciones.
Los juegos olímpicos comportaron la modernización de los equipamientos hoteleros y devolvieron a muchos inversores las ganas de conquistar mecánicamente la montaña: ya no mediante raíles, sino a través de cables. Entre 1927 y 1926, sólo en la Alta Savoia entraron en funcionamiento 10 teleféricos.
El esquí Alpino se fue perfeccionando continuamente. Los esquís, las botas, las fijaciones… se convierten en algo cada vez más seguro y competitivo. La técnica de atletas mejora mediante las escuelas de esquí, los monitores, profesores y todo aquello que empieza a rodear al negocio. Pero la auténtica revolución llega a finales de los treinta, cuando los remontes mecánicos revolucionan totalmente la práctica del esquí, haciendo innecesarias las penosas subidas a pie o con pieles de foca.
Los grandes equipamientos empiezan a orientar definitivamente las actividades deportivas de invierno hacia la práctica masiva del esquí. Cada pueblo de montaña querrá equipar sus pistas con sofisticados remontes mecánicos y convertir, de esta manera, la nieve en oro blanco.
Pronto empiezan a construirse pequeñas estaciones cerca de los núcleos más conocidos: Davos, Sankt Moritz… pero la mejora de las comunicaciones (por ferrocarril y, sobretodo, por carretera) y de los medios de transporte provocan que, poco a poco, se vayan creando nuevas estaciones, cada vez más grandes y a una altura mayor: auténticas ciudades dotadas de toda la infraestructura necesaria para alojar cómodamente y a pie de pistas, a millares de personas que practican de manera intensiva el esquí.
De hecho, con el tiempo, se llegan a intercomunicar entre ellas, formando las auténticas macroestaciones típicas de los Alpes Franceses: Les 3 Valls (que es el espacio esquiable enlazado con remontes más grandes del mundo y formado por la unión de Val Thorens, Courchevel, Meribel y Les Menuires), l’Espace Killy (Tignes – Val d’Isère), Portes de Soleil (Morzine, Avoriaz, Les Gets…), Grand Massif (Morillon, Flaine y Samóens). La montaña se llena de pilones, cañones de nieve, teleféricos, funiculares y enormes edificaciones que, algunas veces, no están integradas en el paisaje. Y es que muchas estaciones de esquí, sobretodo en Los Alpes franceses, se empezaron a construir en una época (cincuentas y sesentas) en la que todo estaba permitido.
En España, la evolución es bastante paralela a la de Europa. En Catalunya, por ejemplo, el esquí llega de la mano del Centro Excursionista de Catalunya que, el día de Navidad de 1908, hizo las primeras pruebas por los Rasos de Peguera, con un material importado de Suiza y sin monitor. Por lo que se dice, la experiencia no fue muy positiva y algunos de aquellos pioneros, al llegar a Barcelona, se vendieron el material.
Durante el año 1909, pero, se organiza en el monte Matagalls la primera competición de deportes de nieve del Estado Español: un descenso de un kilómetro con trineos que, curiosamente, aplegó más de un centenar de espectadores. Durante el año 1911, se celebraron las primeras competiciones oficiales en La Molina, donde en 1912, la Fédération de Sociétés Pyrénéistes organizó sus campeonatos internacionales.
La llegada del tren a La Molina (1923-1924) y la construcción del famoso chalet del Centro Excursionista de Catalunya (1925) dieron un empuje especial al esquí en estas montañas. Se dice que la estación que está bien comunicada es la que logra hacer negocio. La que no, casi no consigue sobrevivir. Así, en el año 1942, con la llegada de la electricidad a la zona, se instaló el primer remonte mecánico en Font Canaleta, convirtiéndose La Molina en la primera estación de esquí Alpino del territorio español.
Chalet de la Asociación Excursionista de Catalunya
La Vall de Núria, después de quedar unida con Ribes mediante una línea ferroviaria eléctrica de cremallera que, junto a la de Monserrat, eran las únicas de la península, también se convierte en una de las destinaciones favoritas del momento. En 1964 se pone en marcha, en la cota 1.500, un telesilla para una sola persona, que inauguró la nueva estación aranesa de Baqueira-Beret. Después se añadieron La Masella (1964), Llés (1970), Sant Joan de l’Erm (1970), Port del Comte (1973)…
Igual que en el resto de Europa, el desarrollo de la red de comunicaciones, la mejora en los transportes y la ampliación de la oferta, ha hecho que el esquí evolucione muy rápidamente.