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Remontes: tipos de remontes y historia

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Esqui.com

Remontes: tipos de remontes y historia

¿Qué sería de una estación de esquí sin remontes? Básicamente, lo que vivimos cuando hacemos skimo en lo salvaje: una montaña que tenemos que subir por nuestros propios medios y cargando cuesta arriba todo el peso del material. De esta forma, surcar la nieve sería cosa de unos pocos físicamente muy preparados.

Afortunadamente, las estaciones de esquí cuentan con diferentes tipos de remontes que nos facilitan el transporte entre sectores y pistas. Así, nos podemos desplazar fácilmente sin sudar la gota gorda y de manera rápida, para poder disfrutar a tope de lo que más nos gusta: los descensos. ¿Sabes qué tipos de remontes existen y su historia? Te lo explicamos.

 

 

Los tipos de remontes mecánicos para esquiar

Los remontes varían en función de la distancia que tienen que superar para unir zonas esquiables; a veces nos llevan de un valle a otro. También se diferencian en su facilidad de uso, siendo algunos más recomendables para los debutantes por lo sencillo que es tomarlos. Veamos cómo es cada uno de ellos:

 

Cintas transportadoras

Son como las cintas que nos mueven por largas terminales en los aeropuertos. Basta con subirnos a ellas para desplazarnos. Avanzan despacio y las estaciones de esquí las emplean para las zonas llanas, aquellas donde se concentran las pistas para debutantes y para los peques. Si te da miedo o “cosa” subirte a un remonte rápido, este es el mejor medio para comenzar.

 

Telecuerda

Se trata de un cable metálico al que se agarran los esquiadores por la mano y con el que suben pendientes ligeras y a baja velocidad. Es también muy fácil cogerse a ellos, por lo que suelen estar igualmente en las zonas de principiantes.

 

Telesquí

Es uno de los remontes mecánicos más habituales de las estaciones de esquí y acostumbran a estar en las zonas con más afluencia de esquiadores. Son sencillos de utilizar y los hay de una o dos personas. Consiste en un cable de acero al que se enganchan unas barras con forma de T. Ahí se coloca el trasero ligeramente, reposándolo pero sin llegar a sentarnos, con las piernas medio flexionadas y logrando una posición cómoda hasta llegar al final del recorrido. Suele haber personal de la estación de esquí en el acceso al remonte para explicar cómo utilizarlo a quien es nuevo. Es posible que en el trayecto te sueltes o te caigas… en ese caso, hay que apartarse cuanto antes del recorrido para evitar la colisión con otros esquiadores. Entonces podemos bajar esquiando o, si es posible, alcanzar algún remonte que haya quedado libre.

 

Telesillas

Son uno de los remontes más míticos de las estaciones de esquí por las vistas tan bonitas que nos ofrecen durante el viaje, ya que circulan a una cierta altura. Tienen dos o más asientos en una plataforma con forma de silla y con una barra de seguridad para agarrarse. Cuelgan de un cable de acero entre pilares que lo sostienen. Los telesillas son la forma más cómoda de alcanzar una altura considerable en las estaciones de esquí; como punto negativo, podemos decir que en los días con peor tiempo las sillas pueden llegar a estar muy frías. Dentro de los telesillas, encontramos de dos tipos: telesillas desembragables, que son los más modernos y fáciles de usar, ya que paran al llegar a destino, se separan del cable y frena; y los telesillas no desembragables, que son los más antiguos de las estaciones de esquí, mantienen una velocidad constante y hay que tener especial cuidado al subirse y bajarse de ellos para evitar enganches con los esquís.

 

Telecabina

Son como los telesillas, pero cubiertos. Por ese motivo, a menudo se les conoce como “huevos”. Tradicionalmente han tenido una capacidad de entre cuatro y seis esquiadores, aunque la eliminación de los asientos ha permitido aumentarla. Son muy cómodos y es el tipo de remonte habitual para conectar las pistas de las estaciones de esquí con los pueblos de la base. Es el caso, por ejemplo, del Funicamp que une el pueblo de Encamp con el área esquiable de Grandvalira.

 

Teleférico

Son una especie de autobuses sin ruedas que sobrevuelan las pistas de esquí a través de cables de acero. Son remontes mecánicos pensados para salvar grandes distancias y fuertes pendientes, ya que alcanzan una velocidad considerablemente alta. También tienen una capacidad relevante: unas 100 personas.

 

Funicular

Son trenes con uno o más vagones que pueden subir por grandes pendientes gracias a unos enganches colocados en unas vías especiales. También se les conoce como “tren-cremallera” y hay algunos míticos como el que lleva a la zona de ocio y nieve de Val de Núria. Hay funiculares subterráneos que atraviesan el interior de la montaña, como si fuera un metro para esquiadores, como el que hay en Zermatt o el que se proyecta en Sierra Nevada.

 

Un poco de historia de los remontes

Las primeras referencias históricas relacionadas con el esquí nos llevarían a Rusia y hacia el año 6.000 a.C. Sin embargo, nos quedamos un poco más cerca si hablamos del remonte más antiguo del mundo: sería uno parecido a lo que hoy conocemos como “telesquí” y se construyó en Schollach (Alemania) en 1908, en plena Selva Negra. Era una zona frecuentada por las clases más ricas para practicar esquí y relajarse en balnearios y el remonte ayudaría a los clientes a subir sin problemas.

En España, el primer remonte comercial no llegaría hasta 1943, con la puesta en funcionamiento de un telesquí en la pista de Fontcanaleta en la estación de esquí de La Molina, una iniciativa totalmente pionera en España. El innovador centro invernal de La Cerdanya no tardaría en abrir el siguiente remonte: el 22 de diciembre de 1946 se ponía en marcha un telesilla de 140 sillas monoplaza que partía de la cota 1.436, donde estaba el mítico y concurrido Bar Bona Sort, y ascendía hasta la zona del Turó de la Perdiu, uno de sus puntos más altos, llegando a recorrer más de un kilómetro. Se cerró al público el 21 de diciembre de 1995, sustituido por remontes más modernos, después de haber estado en funcionamiento casi medio siglo.

No hay que quitarle méritos a las estaciones de esquí que muy poco tiempo después, siguiendo la estela de la catalana, también abrían remontes en una época en la que eran costosos y poco habituales. La estación de Candanchú, en el Pirineo Aragonés, inauguró su primer remonte en 1945: un telesilla de una plaza que se apoyaba sobre pilonas de madera; se sustituyó en 1975 por uno más moderno y biplaza. En el Puerto de Navacerrada, en la Sierra de Guadarrama (Madrid) se empezó a esquiar a principios del siglo XX y se proyectó un telesquí en 1943, como el remonte catalán de La Molina, aunque las obras no se finalizaron hasta la temporada 1945/1946.

Otra estación española pionera del esquí es Sierra Nevada, donde el deporte blanco se empezó a extender allá por 1898 con la creación de una sociedad de esquiadores. No obstante, el primer remonte no llegaría a instalarse hasta 1956: fue un telesquí de vaivén que se colocó en la Hoya de la Mora, en lo que en la actualidad está la parte más alta de la Urbanización de Pradollano.

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